23 de abril 2017. Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor
Este año se han publicado las últimas Constituciones (2013) en castellano y por este motivo queremos aprovechar el día del libro para presentar, no sólo ésta sino, todas las diferentes ediciones de esta obra básica y fundamental para la Orden Capuchina. Para ello no sólo mostramos el amplio elenco de ediciones que se pueden encontrar en nuestras bibliotecas sino que además vamos a ofrecer, por primera vez, a través de la Biblioteca Digital de Capuchinos, el texto íntegro de las ediciones oficiales, cuando ha sido posible, que se han publicado además de alguna de sus traducciones.
La Orden Capuchina, como una de las reformas que forma el tronco de la I Orden fundada por San Francisco de Asís, está regida por la Regla que él mismo escribió y consiguió que fuera aprobada por el papa Inocencio III en 1209, concretándose posteriormente en un texto escrito que sigue teniendo pleno valor en la actualidad. Pero, teniendo en cuenta que este texto es del siglo XIII y, además, las distintas reformas del árbol franciscano tienen sus matices, ésta se concreta por medio de unas normas más específicas que se denominan Constituciones y que ordenan y organizan la vida de dicha institución, tanto en su organización general, provincial o local, intentando ser una realidad viva y auténtica en cada contexto histórico.
Aunque han sido varios los autores, de la Biblioteca de Escritores Capuchinos o no, y numerosas las obras que han trabajado y tratado ampliamente el tema queremos destacar a dos de ellos por lo que supusieron bien en la redacción de las mismas, bien en su estudio: Francisco Iglesias González y Fidel Elizondo.
Francisco Iglesias, 1927-2013
Francisco Iglesias González (P. Donato de Monleras) nació el 26 de enero de 1927 en Monleras (Salamanca). Ingresó definitivamente en la orden el 1 de febrero de 1948 en Salamanca y el 4 de marzo de 1950, en León, fue ordenado sacerdote. El mismo año obtiene la licenciatura en teología por la Pontificia Universidad de Salamanca y comienza su labor docente en el Colegio de Teología de León, interrumpiéndola de 1952 a 1954, años en que se traslada a Roma para realizar los cursos de doctorado, obteniendo dicho grado académico en 1954. Al regresar a la Provincia es destinado al recién fundado Convento de Santa Marta (Salamanca) donde, además de su trabajo como lector de teología, es nombrado director de los hermanos no clérigos jóvenes.
En el Capítulo de 1957 es destinado a León como director del Colegio de Teología, lector y vicario. En el de 1960 es elegido Definidor 3º, ejerciendo además los oficios de vicario, discreto, director del Colegio, lector, instructor de Hermanos no clérigos, presidente del Consejo Provincial de Estudios y del Consejo Provincial de Vocaciones y Formación.
En el Capítulo Provincial de 1963 es elegido Ministro Provincial, siendo reelegido en el de 1966. A él le correspondió la tarea de afrontar la adecuada renovación y adaptación que el Concilio Vaticano II pidió a la vida consagrada. Tuvo una participación muy importante en el Capítulo General de 1968 en el que se aprobaron las Constituciones renovadas. Después de aquel intenso Capítulo pasó por todas las Fraternidades explicando el contenido de dichas Constituciones en unas conferencias densas y profundas. Fueron años duros e, incluso, de profundas incomprensiones debido a su compromiso decidido por la renovación de la Orden. Después de un período de actualización, en 1972 es nombrado por el Ministro General Pascual Rywalski rector del Colegio Internacional San Lorenzo de Brindis de Roma.
En 1976 es elegido Definidor General por la CIC, integrándose en la fraternidad de la Curia General. Fue nombrado Presidente del Oficio General de la Formación, permaneciendo en el cargo hasta 1988. Durante este tiempo preparó el IV CPO dedicado a la formación. En 1982 es elegido Vicario General, dedicando un esfuerzo ingente al estudio de las Constituciones, esfuerzo del que queda constancia en el índice temático de las mismas. Fue una tarea callada, de muchas horas de estudio, pero que tuvo una enorme influencia en toda la Orden, como se puede ver en el Capítulo General de 1982.
Esta amplia tarea de gobierno de la Orden no le impidió, al mismo tiempo, impartir clases durante muchos años en el Instituto Franciscano de Espiritualidad, donde enseñaba teología de la vida consagrada e introducía a los alumnos en todo el mundo de una espiritualidad franciscana, tarea que desarrollará hasta los 80 años cumplidos.
El 15 de abril de 1987 fue nombrado por Juan Pablo II, Consultor de la Congregación de Religiosos e Institutos Seculares, como entonces se denominaba dicho Dicasterio. En 1988 es reelegido nuevamente como Definidor General, al tiempo que es nombrado Procurador General. Esta delicada tarea la prolongaría seis años más, durante el primer sexenio del Hno. John Corriveau. El mismo John Corriveau, al comienzo del sexenio del 2000-2006 lo nombró consejero personal. En 2006 el nuevo Ministro General, Mauro Jöhri, le confirma en este oficio revocando la obediencia que el Hno. John Corriveau le había dado para regresar a la Provincia.
Desde 2009, al regresar a la Provincia, residió en la Fraternidad de Salamanca, donde continuó con su labor de investigación teológica y asesoría a infinidad de situaciones difíciles, a la que añadió su colaboración en las tareas domésticas y pastorales de la casa y su atención espiritual y formativa a las hermanas contemplativas franciscanas.
Fidel Elizondo, 1924-
Jacinto Elizondo Aranguren (P. Fidel de Pamplona) nació en Pamplona (Navarra) el 3 de julio de 1924, ingresando definitivamente en la Orden capuchina en 1946. Al año siguiente fue ordenado sacerdote. De 1948 a 1950 frecuentó la Facultad de Derecho Canónico de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, consiguiendo el título de doctor en derecho canónico el año 1951. Con anterioridad, en 1949, se había diplomado en la Escuela de Biblioteconomía de la Biblioteca Apostólica Vaticana.
Durante años se ha dedicado a la docencia del derecho canónico, debiendo asumir distintas responsabilidades en la Orden capuchina (vicesecretario de la postulación general de Roma, ministro provincial, director del teologado, miembro del Instituto Histórico de Roma, director del colegio San Antonio de Pamplona). Pero ni la docencia ni sus responsabilidades en la Orden le han impedido ser un investigador de primera línea sobre la Regla franciscana y la historia de las Constituciones capuchinas. Sobre estas últimas ha estudiado las distintas ediciones, los cambios que supusieron unas con respecto a otras (algunas veces impuestos por los concilios o por la doctrina pontificia, o introducidos por los capítulos generales de la Orden), y sobre todo las fuentes en las que se basaban: Escritura, Padres de la Iglesia, escritos de san Francisco y otros teólogos franciscanos, tratados espirituales, expositores de la Regla franciscana, estatutos y normas de otras reformas franciscanas, etc.
Jacinto Elizondo ha escrito, en este sentido, alrededor de sesenta artículos y varios estudios monográficos sobre estos temas, de los que cerca de veinte corresponden exactamente al estudio de las distintas ediciones de las Constituciones capuchinas. La obra más voluminosa, inconclusa, ha sido la edición anastática en dos volúmenes (1980 y 1986) de las Constituciones desde 1529 a 1925: Constitutiones Ordinis Fratrum Minorum Capuccinorum saeculorum decursu promulgatae: Vol. I: Constitutiones antiquae (1529-1643), Vol. II: Constitutiones recentiores (1909-1925) [enlace a la obra]. En el volumen segundo se ofrecen en apéndice las Constituciones de 1896, no aprobadas por la Santa Sede, y además una bibliografía exhaustiva sobre el tema y un índice muy cuidado de materias de todas las Constituciones. Un tercer volumen, con la historia de las Constituciones capuchinas a través de los siglos, ya preparado para la imprenta en 1986, no llegó a publicarse.
