El Pardo
La biblioteca del convento de El Pardo, se remonta a los orígenes de la presencia de los religiosos en dicho monte real. Será en 1612 cuando lleguen los religiosos y, un año más tarde, cuando comience a edificarse el primer convento, cuando se organizará una elemental biblioteca que ira creciendo y configurándose, en razón de las tareas desempeñadas por los religiosos.
Con motivo de la guerra de la Independencia, la comunidad tuvo que dejar la casa desde 1809 a 1814, lo que afectará fuertemente a la estructura y también a la Biblioteca. Esta cuestión se agrava pocos años más tarde, a consecuencia de la exclaustración. Los religiosos son obligados a abandonar el lugar, dispersándose gran parte de sus fondos bibliográficos.
Después de diversas gestiones, los Capuchinos regresan en 1868, aunque con una fuerte inestabilidad, requiriendo permanentemente la confirmación de los soberanos. Con todo, los religiosos comienzan a recuperar la vida regular y, también, a organizar la biblioteca, recuperando para ello parte de los fondos que habían pertenecido al convento. La biblioteca se verá fuertemente reforzada, a consecuencia de dos hechos significativos: la organización del convento como sede de los estudios de filosofía, ciencias y letras en los años 1889 y 1907-1910, lo que exigía unos fondos adecuados para la formación de los religiosos. Después de grandes reformas en lo que fueron las dependencias reales, en el año 1910 se instala en el convento una Escuela-Seminario Seráfico, que será un impulso significativo para la organización de la biblioteca. Así, para la adecuada tarea de enseñanza, los religiosos irán contando con una nutrida y organizada biblioteca, particularmente especializada en Humanidades. Esta biblioteca, conjuntamente con las de Jesús de Medinaceli y la de Salamanca, configuraban la biblioteca Central de la extinta Provincia Capuchina de Castilla.