Excelente donación
Don Jaime Galbarro García, doctor en Filología y profesor en la Universidad de Sevilla en la misma Facultad de Filología, tiene como una gala muy significativa para su currículum profesional el haber colaborado durante muchos años en el archivo-biblioteca de los Hermanos Menores Capuchinos de la Provincia de España, con sede en Sevilla, seguir haciéndolo, cuando se lo permiten sus responsabilidades académicas, y ser miembro del Equipo Técnico de este mismo archivo-biblioteca.
Entre sus escapadas por Internet topó con una de esas páginas, que vienen a ser algo así como “el jueves” en Internet, en la que un señor, que vivía en un pueblo muy cerca de Sevilla ofertaba la venta de un libro. Le llamó mucho la atención las características del libro por lo que quiso ponerse inmediatamente en contacto con el vendedor, pero éste no daba señales de vida; por lo que no le quedó otra opción que dejar la navegación e iniciar lo de siempre: el camino de san Fernando… Creo que con mucho gusto Jaime nos va a relatar su curioso itinerario.
Una azarosa búsqueda en Internet me condujo a lo que podríamos llamar un “rastrillo digital”, es decir, una de esas páginas en la que particulares venden de todo. Así, entre bicicletas, juguetes, ropa usada o revistas, encontré un libro antiguo del siglo XVII. Es poco habitual ver un artículo de esta naturaleza a la venta en una web no especializada, pero la sorpresa vino cuando entre las imágenes del libro (la portada y algunas páginas interiores) encontré una anotación de poseedor en la que me pareció leer: “Noviciado de los Capnos de Seva”. Y de inmediato me propuse conseguirlo…
Viajé a un pueblo de la Vega del Guadalquivir para entrevistarme con su propietario, quien no supo darme detalles muy concretos sobre la procedencia del ejemplar. Al parecer, un familiar suyo lo encontró dentro de una vasija antigua durante unas obras en una iglesia en Sevilla hacía “veinte o veinticinco años”, pero no recordaba cuál… Y eso era todo. Afortunadamente pude regresar a Sevilla con este librillo que ahora sí, podía ver con certeza, que había pertenecido a la Orden Capuchina.
El ejemplar recuperado es un volumen facticio en dieciseisavo (10 x 6,5 cm.), encuadernado en pergamino flexible, pero muy afectado por ctenolepisma y con notables pérdidas del soporte. El interior, en cambio, se encuentra en buen estado en general, completo, sin que la segunda obra, que ha sido guillotinada en el proceso de encuadernación, sufra pérdida significativa del texto impreso. Está formado por dos obras del mercedario fray Juan Falconi: la Cartilla para saber leer en Christo. Libro de vida eterna…, Madrid: por Diego Díaz de la Carrera, 1656; y La vida de Dios incomprehensible y divina: su infinita perfeccion y ocupaciones de su omnipotencia…, Zaragoza: Pedro Verges, 1642.
Estas obras de Falconi tuvieron varias impresiones a lo largo del siglo XVII, pues fueron textos muy comunes en los estudios de noviciado. Su pequeño tamaño, característico del libro de faldriquera, y su uso intensivo por numerosas manos a lo largo de decenas de años ha tenido como consecuencia, sin embargo, que se conserven muy pocos ejemplares. Así, de la Cartilla (1656) de fray Juan de Falconi solo he localizado dos más: uno en la Biblioteca Marqués de Valdecilla (de la Universidad Complutense) y otro en el Worcester College Library (de Oxford); y de La vida de Dios incomprehensible… (1642) hay dos ejemplares en Polonia (Biblioteka Narodowa y Biblioteka Jagiellonska) y otro en la biblioteca del Convento de las Descalzas Reales de Madrid. En cambio, ninguna obra de Falconi impresa en el siglo XVII se encuentra en el catálogo de la Biblioteca Central de Capuchinos de España.
Al margen de la rareza, lo verdaderamente valioso para la Orden es que este libro formó parte de su patrimonio en el noviciado de Sevilla, como se deduce de la anotación de poseedor en la primera portada: “Noviciado de los Capuchinos de Sevilla”. Sin embargo, no nos constaba hasta ahora la existencia de libros con esta procedencia, pues no hemos encontrado ninguno en la catalogación realizada de los ejemplares del siglo XVII de la biblioteca del convento de los capuchinos de Sevilla. Tampoco tenemos noticias esclarecedoras sobre el noviciado capuchino en Sevilla, pero sí que contó entre sus alumnos a fray Isidoro de Sevilla o el Beato José Diego de Cádiz.
La pericia profesional del profesor Jaime Galbarro ha sabido descubrir, valorar y rescatar esta joya bibliográfica del siglo XVII que, sin lugar a dudas, nos ayudará a conocer y comprender mejor las líneas y los pormenores de la formación de los hermanos capuchinos en esta época, como la del Beato Diego José de Cádiz –ya indicada por él mismo profesor–, y en las inmediatamente sucesivas; pero ha sido su extraordinaria generosidad la que ha hecho posible que este pequeño volumen regrese a su casa original y ocupe entre sus iguales el lugar que le corresponde, pudiendo estar desde ahora disponible tanto para los investigadores de casa como para los de fuera.
Muchas gracias, profesor, por su excelente donación. En nombre de los hermanos menores capuchinos reciba nuestro más cordial y sincero agradecimiento.
Sevilla, 8 de agosto de 2016.
Francisco Luzón
