Un palimpsesto griego de Mesina en el Convento de los Capuchinos de Sevilla
Este es el título del estudio que los profesores Galbarro y Valiente publican en “Estudios Bizantinos. Revista de la Sociedad Española de Bizantinística”. El estudio es el resultado de siete años de investigación, tarea en la que también han intervenido las profesoras Inmaculada Pérez Martín y Raquel Rodríguez Conde. Para los cuatro nuestra admiración y agradecimiento.
En el estudio hay dos preguntas: ¿Cómo pudo llegar a España este palimpsesto? Y ¿Cómo pudo llegar a la biblioteca de los capuchinos de Sevilla? Los investigadores intentan responder a la primera rastreando el itinerario conocido de los once palimpsestos que se conservan en nuestro país, y no obtienen un resultado lógico. En cuanto a la segunda pregunta de cómo pudo llegar a nuestro poder tan valioso documento, conjeturan que tal vez se deba a la presencia en Sevilla del P. Serafín de Ausejo, escriturista, profesor de lenguas clásicas en la Universidad de Sevilla, bibliófilo conocido etc.
Yo debo aclararles que, en efecto, fue el P. Serafín el que nos contó la historia siguiente del descubrimiento del palimpsesto. La ocasión fue que el P. Provincial Fray Faustino Blanco le encargó que nos diera un cursillo sobre Sagrada Escritura a los estudiantes de Filosofía que estábamos entonces en Sanlúcar de Barrameda. Fue en verano de 1966. Las clases de Biblia fueron “un rollo”, pues si bien el ponente era un científico no poseía la pedagogía necesaria para entusiasmar a los jóvenes encerrados en el coristado sanluqueño, lo interesante fue el diálogo “con el abuelo” y el anecdotario que le sacábamos de sus viajes a Tierra Santa, la explicación del proyecto de Biblia Ecuménica que estaba a punto de iniciarse ya el trabajo interconfesional, y las respuestas a nuestras preguntas curiosas, entre otras: ¿Qué hace V.R en Madrid actualmente?
Como miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el P. Serafín residía y trabajaba en la sede madrileña de dicho CSIC, con un horario de trabajo diario muy severo, aunque tenía tiempo hasta para visitar librerías de viejo, que era una de sus aficiones. Añadía: “Por cierto que en una reciente compra de un lote de libros, venía un palimpsesto tan forrado en papel basto que se confundía con los demás”.
Nos explicó lo que era un palimpsesto. Y nada más, no nos dijo nada sobre la selección que hizo del conjunto de libros ni lo que le cobró el librero por el lote. Seguramente el librero no sabía lo que estaba vendiendo. Pero también es seguro que el comprador sabía el material que estaba seleccionando.
Tenían que llegar nuestros amigos Galbarro y Valiente para enterarnos del contenido y de la estructura formal del citado documento. Copio literalmente las conclusiones del trabajo: “El palimpsesto mesinés custodiado en el Convento de los Capuchinos es de especial singularidad de entre los conocidos hoy día en España por la extensión e integridad del códice. El texto superior se corresponde con el poema 33, “De fortuna et prudentia”, de los Carmina moralia de Gregorio de Nacianzo con un comentario inédito de Nicolás Doxapatres, que fue trasladado en la segunda mitad del siglo XIII por copistas de Mesina. El texto inferior, repartido a lo largo de cuatro cuaterniones y un quinión, procede muy probablemente de un primitivo códice de mediados del siglo X con las Quaestiones et Responsiones de Anastasio Sinaíta, una obra muy divulgada durante la Edad Media. El códice de Capuchinos comparte con los once palimpsestos custodiados en España la procedencia del Sur de Italia, pero es uno de los más antiguos y mejor conservados de nuestro país”
Sólo queda completar esta recensión con todos los datos de la publicación:
Galbarro García, Jaime & Valiente Romero, Antonio, Un palimpsesto griego de Mesina en el Convento de los Capuchinos de Sevilla, Estudios Bizantinos 5(2017) 1-25, Revista de la Sociedad Española de Bizantinística, ISSN 2014-9999. DOI: 10.1344/EBizantinos 2017.5.1. Licence: Creative Commons.
Sevilla, 25 de febrero de 2018
Fray Fernando Linares