El juglar de Dios : cartas al-del P. Donostia
El P. Donostia no pensó en renunciar a aquella su primera vocación de músico por la de fraile, antes bien en hacer de ambas una, la de juglar de Dios, como de sus frailes San Francisco quería. Y esta sencilla y genial idea franciscana se ha de tener por principio y razón, así de la diversidad de materias en que ejercitó su ingenio, como de su presencia en el escenario del mundo.
Jorge de Riezu
Esta edición de las cartas del P. Donostia, no hace más que continuar la labor ya realizada por el P. Jorge de Riezu. A las 160 cartas ya en su día (1980) publicadas por él, se le suman ahora otras 173 cartas para constituir al final la bonita suma de 333 cartas. Confesaba el P. Jorge que "lo hasta aquí logrado --las 160 cartas--, importante para fines biográficos, no sirve para realizar mi idea, ni siquiera para publicar una correspondencia, entendida como comunicación mutua de dos personas". El de esta edición es un segundo intento, no del todo conseguido, de realizar una edición epistolar "mutua", esto es, incluir cartas escritas por el P. Donostia. Y así cruzamos la línea de editar Cartas del P. Donostia a publicar Cartas al/del P. Donostia. Recuperamos, pues, perfiles biográficos del músico capuchino: diferentes haces de luz que brotan de su misma persona, esto es, citando al P. Jorge, si su música era "un trasunto de la armonía y del equilibrio de su alma", si su carácter despedía "un destello de ingénita aristocracia espiritual", cabe decir, que desde sus cartas escritas o recibidas por él, se desprende que "cuantos buscaban al artista, quedaran prendados de la persona y se sintieran interiormente mejorados". He ahí el efecto terapéutico de cultivar una amistad epistolar: que ambos, destinatario y remitente, quedan en sus virtudes profundamente mejorados.*
* Texto tomado de la cubierta